El transporte de alimentos refrigerados y congelados en un barco se realiza para mantener la cadena de frío y evitar la descomposición de los productos. Para ello, se utilizan contenedores refrigerados especialmente diseñados para soportar las condiciones del transporte marítimo. Estos contenedores están equipados con sistemas de enfriamiento y congelación para mantener la temperatura adecuada durante el viaje.
Además, se toman medidas adicionales para garantizar la seguridad de los alimentos, como el uso de sensores de temperatura para monitorear constantemente la temperatura interior del contenedor, y el uso de envasados y embalajes especiales para proteger los productos de la humedad y los golpes. También se realizan inspecciones y pruebas antes y después del viaje para asegurar la calidad de los alimentos.
Otra medida importante en el transporte de alimentos refrigerados y congelados en un barco es el uso de rutas específicas y tiempos de viaje adecuados. Los productos perecederos deben ser transportados lo más rápido posible para evitar su descomposición, por lo que se utilizan barcos rápidos y se planifican rutas que minimicen los tiempos de viaje. También se evitan las escalas en puertos con climas cálidos para reducir el tiempo que los productos pasan fuera de la cadena de frío. En resumen el transporte de alimentos refrigerados y congelados en un barco requiere de un plan detallado de logística y una serie de medidas técnicas y sanitarias para garantizar la seguridad y la calidad de los alimentos durante el viaje.